La función principal de los pies es mantener el apoyo necesario de todo el cuerpo al estar en postura erguida, andando o corriendo.

Su forma arqueada y especialmente articular confiere, entre otras, dos importantes funciones:

  • Absorber y amortiguar las vibraciones y golpes que se producen a cada paso.
  • Activar la circulación sanguínea al comprimirse por el peso del cuerpo y a la vez contraerse al dar el paso.

Cuando caminamos nuestros pies soportan una presión de hasta 650 Kg/cm2, en carrera 2.500 Kg/cm2. De ahí la importancia de su arquitectura para soportar tan enorme trabajo.

Prevención de alteraciones en los pies de bebés y niños

Durante este período de la vida no se debe tomar a la ligera el cuidado de los pies, de ello dependerá que el desarrollo del bebé sea el correcto y que podamos prevenir patologías futuras. Es aconsejable por tanto, seguir las siguientes indicaciones:

  • Vigilar la posición y la forma de ambas piernas. Han de ser simétricas.
  • No calzar al bebé con zapatos hasta que no comience a caminar
  • No es aconsejable forzar a caminar al bebé, se pueden provocar deformidades en sus articulaciones. Sí es bueno estimular al bebé a que gatee.
  • Observar los movimientos de ambas piernas; han de ser simétricos.
  • Evitar posiciones incorrectas de los pies durante mucho tiempo.

El crecimiento de los pies se ha de controlar periódicamente (tenga en cuenta que los pies crecen y los zapatos no).

Tenga siempre presente que es enorme la resistencia al dolor y la fatiga así como la gran elasticidad de los tejidos del niño, lo que hace que muchas de las alteraciones existan sin causar molestias aparentes. Por esto es muy importante el revisar en estas edades este crecimiento, para que el desarrollo de los pies no deje secuelas al llegar a la edad adulta.

prestemos mucha atención en este periodo sobre todo a:

  • No calzar al niño con zapatos incorrectos.
  • Observaremos las deformidades que imprimen a los zapatos, así como los desgastes anormales o excesivos de suela y tacones.
  • Posiciones viciosas, anómalas y repetitivas.
  • Los dolores persistentes en puntos concretos de los pies o de las rodillas. Incluso de la columna.
  • La forma de andar.
  • Las alteraciones en la forma de los puentes o arcos (Bóveda plantar).
  • No caminar descalzo por las piscinas o gimnasios, puesto que son frecuentes los contagios de enfermedades en la piel. Especialmente verrugas (Papilomas) y hongos. Cálcelos con unas zapatillas suaves que le protejan.
  • Observen la buena alineación de los dedos.
  • Los calcetines serán siempre de lana o hilo, evitando tejidos acrílicos para facilitar la transpiración.
  • El corte de las uñas debe de ser correcto, sin cortar los bordes o picos de éstas. No tiene nada que ver el corte de las uñas de los pies con el de las manos, pues éstas no están calzadas y no tienen las presiones que ello origina.

El pie del adulto

Se calcula que el 90% de las personas han sufrido en un momento u otro de su vida debido a sus pies.

Podemos decir que gran parte de la patología del pie, debe catalogarse entre las llamadas enfermedades de la civilización, al llevar implícita la obligación a caminar por terreno liso y duro y no por terrenos naturales como sería lo ideal para la estructura y morfología de nuestros pies. Este hecho conlleva, en muchos casos, que se produzca un desequilibrio y un trofismo músculo-ligamentoso que acarrea molestias y patologías que pueden llegar a ser, en algunos momentos, muy dolorosas. A todos estos factores se debe añadir, además, el uso de un correcto calzado. No debemos olvidar que los zapatos llegan, en algunos momentos, a ejercer unas presiones sobre puntos del pie totalmente antinaturales.

De lo anteriormente expuesto se deduce que los pies merecen ser tenidos en cuenta en todos sus aspectos. No en vano son nuestro medio natural de locomoción, a pesar de que a veces el sedentarismo o los hábitos cotidianos nos hagan olvidarlo.

A continuación exponemos alguno de los tratamientos preventivos más usuales que todos deberíamos tener en cuenta en el cuidado cotidiano de nuestros pies:

Calzado: No utilizar zapatos estrechos de cuero duro o áspero. Debemos pensar, siempre que vayamos a comprar calzado, que éste no debe molestar al ponerlo por primera vez; nunca pensemos que ensanchará o dará de sí.

Es importante el cuidado del calzado; que esté limpio, es importante conservar el buen estado de la textura de la piel, así como tener 2 ó 3 pares usándolos alternativamente.

Los tacones altos y estrechos van a modificar la estructura de los pies, trasladando los puntos naturales de apoyo y gravedad; esta modificación no sólo afectará a los pies, sino que repercutirá indirectamente en rodillas, caderas y columna.

Calcetines: Debemos utilizar calcetines de hilo o lana, para favorecer la transpiración; debemos evitar que tengan asperezas, costuras o zurcidos gruesos.

Obesidad: Debemos prevenir la obesidad, el aumento del tejido adiposo y la falta de tonicidad muscular.

Embarazo: Los embarazos son etapas especialmente delicadas en las que debemos prestar una mayor atención a nuestros pies, piernas y columna. Durante éste periodo se produce una modificación importante de los puntos de gravedad, además de las alteraciones propias del sistema hormonal.

Además, los pies son localización de enfermedades sistémicas como pueden ser:

Reumatoideas

  • Artritis reumatoide (que suele comenzar en la articulación metatarsofalánfica).
  • Espondilitis Anquilopoyética (que suele comenzar con talalgias).
  • Gota

Endocrinas

Dentro de éste apartado, hay que hacer una mención especial a los pies de los diabéticos, por las graves consecuencias que pueden acarrearles el mal cuidado de los mismos.

Riesgo del pie diabético

Si la persona es diabética desde hace tiempo.

Si es de edad avanzada.

Si tiene problemas de circulación.

Un apartado muy importante a tener en cuenta dentro de ésta patología son las normas de higiene que deben seguir éste tipo de personas, entre las que cabe destacar las siguientes:

 

  • Lavado diario con agua templada entre 36 y 37º C, de no más de 5 minutos (más tiempo puede macerar la piel), con jabón neutro , hacerlo en todo el pie (no olvidarse de la zona comprendida entre los dedos) y secarlos con mucho mimo incluso utilizando, si fuera preciso, el secador a baja temperatura.
  • Examinar los pies de vez en cuando, detenidamente y con buena luz. Pueden descubrir hongos, callosidades, grietas, etc. En este caso debe ser visto urgentemente por un especialista.
  • Nunca deben utilizar callicidas (aunque esto debe aplicarse a cualquier persona, sea o no diabética) así como tampoco objetos cortantes cuando se manipulen los pies.
  • Las uñas tienen un apartado importante, no deben llevarse ni largas ni cortas. Utilice para cortarlas una tijera de punta roma y límelas con una lima de esmeril.
  • En lo referente al calzado, recomendar un zapato blando, ligero y de cuero flexible, la suela debe ser antideslizante y no demasiado gruesa, el tacón de 20 a 30 mm en el hombre y de 30 a 50 en la mujer, la punta ni ancha ni estrecha.
    Procurar probárselos antes de adquirirlos, a última hora del día, ya que es en ese momento cuando los pies están más hinchados. Revisar su interior antes de ponérselos cada día, así evitaremos encontrar objetos o puntas extrañas que podrían dañarle haciéndole heridas.
  • Procure no andar descalzo y proteja siempre sus pies para evitar golpes, roces, heridas, etc.

 

Nuria Sarroca © 2025 Notas legales.

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